lunes, 3 de marzo de 2008

EN ESTE 2008

Comenzaron las clases en la Ciudad de Buenos Aires, con cambios, movimientos y promesas.
En mi caso, cambié mis dos suplencias en jornadas simples por una titularidad en jornada completa. De tener 11 chicos pasé a tener 23. De una escuela de 7 grados, chiquita, pasé a una de 17 grados, enorme. Los pies me duelen de tanto subir y bajar escaleras. Y ni les cuento lo que es el comedor. Todo sea por el aumento del sueldo que prometió el gobierno (cuando lo vea en el recibo lo creo)
Los chicos, la familia y los docentes, todos en su primer día, nerviosos y desorientados. Pero... ¡que lindo estaba el patio, recien pintado, lleno de guardapolvos blancos y de niños estrenando útiles y maestros!

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